Quién te ha visto y quién te ve, o mejor decir quién te ha
sufrido y quien te sufre.
También he estado ya en el Desfiladero de los Gaitanes, que
no en el Camino del Rey, sino enfrente. Y mirándolo desde las alturas me han
venido a la cabeza algunas situaciones y conversaciones, de esas que por alguna
razón se quedan en el tintero cerebral. Cómo empieza una canción de Dire
Straits “a long time ago…” Hace mucho
tiempo, andaba yo trabajando en la Delegación de Málaga de la Federación
Andaluza de Montañismo cuando llaman al colectivo de escaladores desde la
entonces Agencia de Medio Ambiente, para
decirnos que se prohibiría la escalada en el segundo cañón del Desfiladero por
motivos de conservación y alto impacto medioambiental y tal y cual y Pascual.
En resumidas cuentas argumentaban que los escaladores podían molestar a los
buitres -me refiero al Gyps fulvus, no
liaros que está la cosa calentita- ya que los escaladores llevaban ropita de
colorines y eso al parecer despistaban a estas aves ¿?, además de romper nidos
o coger huevos, más ¿?
También comentaban que podíamos hacer algún daño a la casi
extinta Rupicapnos africana, o sea,
los perejiles para algunos locales. Además era insostenible la cantidad de
basuras y desechos que podían dejar estos practicantes de alto nivel de impacto
medioambiental.
Bueno, pues en eso andaba pensando y haciendo comparaciones
al día de hoy viendo el reluciente maderoso y cableado Camino del Rey -me niego
a llamarlo Caminito- y caigo en la cuenta de que hablaron y hablan sobre la
rehabilitación del Camino y resulta que no, no hay rehabilitación que valga,
sino un trazado nuevo por encima del antiguo, sí, ese que en su momento fue
gloria de la ingeniería, el que no se ve, del que han pasado olímpicamente de
su restauración, igual que la casilla del vigilante que estaba abandonada y en
ruinas, pues eso, la quitamos de en medio, y así desaparece el abandono y la
ruina y con ello su historia -carajo, que también es mi historia y la de muchos
montañeros de mi generación-.
Reflexionaba también sobre la tranquilidad, paz y sosiego
que los buitres van a tener ahora, ah! y la Rupicapnos lo bien mirada que
estará ya que se cuenta por centenares los visitantes de este lugar. Algunos de
los cuales irán vestidos con colorines también, pero a estas horas los buitres
ya saben distinguir una pieza de comida de una romería.
Ojalá que esta cicatriz de la montaña tenga suerte y sea
próspera para que no caiga de nuevo en el abandono, y ya de paso se consiguen
algunos eurillos para “adecentar” el entorno fuera del Desfiladero, ¿habéis
pasado por el apeadero de El Chorro? ¿por las casas de la Estación? Ea, pues
eso, a gusto me he quedado.
Estas fotos con las que acompaño este pequeño texto están en
blanco y negro motivado por no verle color a este asunto. Así lo siento y así
lo cuento, aunque el texto sea corto. En otro momento me explayaré más, que
ahora se me vienen muchas cosas a la cabeza que tengo que tengo que fraguar,
como redefinir conceptos de desarrollo sostenible, ética de construcción,
negocio, turismo, política,…
Alguien está vigilando. |
Como siempre tus fotos con tu punto personal, eso, son tus fotos.
ResponderEliminarY del texto..... para mí que esta vez tu texto dice más que mil fotos.
Gracias por compartir esta otra visión cargada de razón.
abrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSebi, estoy de acuerdo con Antonio, si las fotos son maravillosas de por sí (ya te lo comenté cuando las vi por primera vez), el texto no tiene desperdicio. Esas fotos nunca podrán ser en color. Serán así para siempre: En BLANCO y NEGRO, un poco más negro que blanco.
ResponderEliminarSebi, estoy de acuerdo con Antonio, si las fotos son maravillosas de por sí (ya te lo comenté cuando las vi por primera vez), el texto no tiene desperdicio. Esas fotos nunca podrán ser en color. Serán así para siempre: En BLANCO y NEGRO, un poco más negro que blanco.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, siempre bien recibidos.
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